No hables ¡actúa!
No hables, actúa. Este es uno de los pilares de la corriente filosófica de pensamiento desarrollada hace más de 2000 años entre otros por Epícteto o el mismo emperador Marco Aurelio. El estoicismo. Muchas veces se ha identificado incorrectamente a los seguidores de esta filosofía (los estoicos) como de personas sin sentimientos mundanos, que aceptan con resignación su destino porque no pueden hacer nada para cambiarlo. Nada más lejos de la realidad como veremos.
La filosofía estoica va de preocuparse por lo importante y no darle importancia a las cosas que no la tienen. Un estoico no pierde el tiempo hablando del mal tiempo que hace mientras espera a que escampe. Un estoico se asoma a la calle y si ve que llueve coge un paraguas.
Como sabéis, hay cosas que uno puede controlar y también hay cosas que uno solo puede capear. Yo puedo coger el coche a la mañana para ir a trabajar. Es mi decisión y controlo todos los factores. Pongo el despertador, desayuno, me aseo, me visto, cojo la llave del coche, bajo al garaje y... la puerta del garaje no abre. Lo normal en este caso es perder un valioso tiempo profiriendo insultos variados contra la puerta, el mecanismo, el instalador y parte de su parentela. Lo cierto es que esto no sirve para nada. La puerta va a seguir ahí, cerrada, regodeándose en tu enfado mientras gastas un tiempo precioso, que no va a volver, en una actividad tan frustrante que hará que tu enfado se incremente.
Un estoico cierra el coche y llama a un taxi.
Pues de esto es precisamente de lo que os quiero hablar. En Masscomm sabemos muy bien lo que es enfrentarnos a eventos impensables y del todo incontrolables. Junto a vosotros hemos vivido y sorteado varios de ellos. El mejor ejemplo es el COVID.
De la noche a la mañana pasamos de vivir con libertad plena de desplazamiento a vivir en una distopía digna de una buena serie de televisión. ¡No podíamos salir de casa! Y esta fue la gran prueba estoica. ¿Qué hago? ¿Vivo en permanente enfado vital con el mundo o actúo? Nosotros/vosotros elegimos el camino difícil. Actuamos. Y no fue sencillo, lo sabéis más que de sobra. Los costes se incrementaron más allá de lo imaginable. Los transportes se multiplicaron en precio y también en plazos. Todo era más caro, más lento, más difícil. Pero actuamos. Vimos que llovía y cogimos el paraguas.
Aplicado a la empresa podemos establecer cuatro características del estoicismo que, si bien son puro sentido común, está bien verlas escritas para no perderlas de vista;
- Aceptar lo que no se puede controlar. La mayoría de las cosas están fuera de nuestro control y solo podemos controlar nuestras acciones y respuestas. Hemos hablado del COVID, pero sin ir a ese extremo todos los días nos enfrentamos a contingencias que no podemos controlar como un huracán, cambios en los competidores o más recientemente un conflicto militar en Europa.
- Enfocarse en lo importante y no perder el tiempo en lo accesorio. Hay que centrarse en los retos clave y nuestra misión como empresa en lugar de dejar que lo irrelevante nos distraiga. La inteligencia consiste en ignorar cosas que son irrelevantes.
- Mantener la calma en situaciones complicadas. Las peores decisiones se toman cuando dejamos que sea el corazón el que las toma. Hay que ser frío y pragmático y tomar decisiones meditadas.
- Ser humilde y aprender de los errores. Todos los cometemos. Lo que diferencia al líder del mediocre es que el primero aprende de ellos y el segundo los esconde, haciendo que otros después de él vuelvan a cometerlos, distrayendo así a la organización, retrasando o dificultando de esta manera que consiga sus objetivos.
Hoy quiero agradeceros a todos vuestro esfuerzo. Fuimos estoicos. Quizá sin saberlo, pero lo fuimos. Y esta fue la mejor de las decisiones, puesto que fue la que nos permitió estar hoy, aquí, haciendo lo que mejor sabemos hacer, ayudar a nuestros clientes a ser más productivos y contribuir a hacer de este mundo un sitio mejor.
Y ahora nos enfrentamos a otros riesgos, otros eventos. La globalización, que tan bien ha funcionado, va a dar paso a un movimiento en sentido contrario de “desglobalización”, que tendrá sus consecuencias, pero también sus oportunidades. Y no serán pocas. Somos estoicos y sabremos aprovecharlas.
La dificultad es lo que despierta al genio.
Nassim Nicholas.