Un siglo de cambios y similitudes
Hace ya unas semanas, en el marco de nuestro encuentro anual Masscomm Summit con colaboradores, fabricantes, clientes y amigos de Masscomm, tuve el placer de poder compartir con algunos de vosotros diferentes reflexiones sobre el tiempo que nos ha tocado vivir en los últimos meses.
Más allá del impacto que la situación actual ha tenido sobre nuestra actividad comercial (lo cual es innegable), me quise centrar en los aspectos más humanos de la misma: la verdad es que echamos de menos tener reuniones en las que estrecharnos las manos y tomarnos un café, pero por el contrario rara es la videoconferencia en la que no comencemos interesándonos en que nuestros interlocutores y sus allegados se encuentren todos bien de salud. Si tenemos que sacar una consecuencia positiva de esta maldita pandemia es precisamente esa, que hemos vuelto a dar su espacio a aspectos humanos que desgraciadamente habíamos dejado de lado en la vorágine del día a día, de los objetivos trimestrales, las campañas de marketing, etc.
Ahora somos más conscientes de lo banales que todas esas preocupaciones son en realidad; nos hemos quitado un poco la venda al comprobar lo frágiles que en realidad somos los seres humanos, cuando nos creíamos capaces de todo y solo impulsados por una cada vez más rápida carrera en pos de objetivos puramente materiales y del corto plazo.
Dicho todo esto, tampoco parece razonable que nos echemos todos al monte a vivir en cuevas y comer bayas silvestres, con lo que tenemos que seguir trabajando y haciendo crecer nuestras empresas y negocios. Sin embargo, sí parece abrirse paso una nueva corriente en la que los parámetros para medir nuestras relaciones comerciales se han ampliado, dando paso también a factores menos tangibles como la empatía, la cercanía, la disponibilidad, el intercambio sincero de opiniones y necesidades, frente a factores más materiales que en el pasado era lo único que nos preocupaba, como medio punto más de margen o 30 días de mayor plazo de pago, por ejemplo...
Yo soy de la opinión que la toma en consideración de todos estos factores más intangibles redundan en relaciones de todo tipo (no solo comerciales y de negocio) más sólidas, más sinceras, más abiertas y más fuertes en el largo plazo en las que ambas partes ganan con un impacto mayor en nuestros negocios que las basadas en temas más prosaicos, que derivan en relaciones oportunistas, opacas, en las que una parte trata únicamente de sacar partido de la otra, y que si bien tienen un impacto muy limitado en el corto plazo, no construyen relaciones de colaboración capaces de generar beneficios sostenibles para ambas partes ya que ninguna se acaba fiando de la otra y por lo tanto ninguna invierte de verdad en dichas relaciones comerciales.
Esperemos que, de la misma manera que la humanidad superó una pandemia similar hace exactamente un siglo (nos sorprenden estos días fotos en blanco y negro de nuestros tatarabuelos con mascarillas) lo hagamos nosotros, dando paso al igual que entonces a unos “felices años 20” en los que no esforcemos en disfrutar de todas esas pequeñas cosas que dábamos por sentadas y que ahora echamos tanto de menos. Y que en ese tránsito nos quedemos con todos esos factores que han aflorado y que sin duda nos harán no solo ser mejores sino más felices y por ende más productivos y generadores de progreso y oportunidades para todos.
Por último, dado que este es el último número de nuestra revista en este atípico año, no quiero pasar la oportunidad de desear a toda la gran familia Masscomm todo lo mejor en el plano personal para vosotros y todos los que os rodean.
¡FELICES AÑOS 20s!