Han pasado ya unos cuantos años desde que viera la luz el protocolo SIP (Sesion Initation Protocol) cuyo objetivo era permitir una forma más natural y más rica de comunicarse utilizando las redes IP. A lo largo de estos años, la promesa de un mundo perfecto, donde nos comunicamos en todo momento y en cualquier lugar, se puede transformar rápidamente en pesadilla para los responsables de implementar las expectativas de los usuarios.